viernes, 31 de agosto de 2012

a la gacela de Túnez


“… para el nuevo Túnez”. Así concluye Habiba Ghribi la dedicatoria de su medalla de plata en la prueba de los 3.000 m con obstáculos corridos en los pasados Juegos Olímpicos de Londres. Habiba (o Bibi, como es su apodo) es la primera mujer tunecina en alcanzar una medalla olímpica; nace hace 28 años en Kairuán, la que fuera en el año 675 la primera base árabe del norte de África. Kairuán es para los musulmanes suníes la ciudad más santa del Magreb (comprendido tradicionalmente por los países de Marruecos, Túnez y Argelia).

Por otra parte, Túnez es el primer país árabe de la historia en llevar una delegación olímpica presidida por una mujer.

La República Tunecina tiene una población aproximada de 10.349.000 habitantes; su principal religión es el Islam Sunita.

Pero…, y a para dónde va esto último?

Los musulmanes más radicales interpretan los hadices, que son los dichos y hechos del profeta Mahoma, con algunas ideas como por ejemplo: “las mujeres son la mayor parte de moradoras del infierno por maldecir y ser desagradecidas”, “son incompletas de intelecto (estúpidas)”, “carecen de inteligencia y de conocimiento de la religión”..., en resumen, la mujer se considera complementaria del hombre, pero no igual; por supuesto, estos son tan solo algunos apartes (incompletos, por demás), de la ley musulmana (sharia) y de lo que implica ser seguidor del islam, sin embargo, explica por qué resultan interesantes los recientes acontecimientos en Túnez y, particularmente, aquellos que se relacionan con Bibi.

Antes de continuar declaro que soy Católica, Apostólica y Romana, y que respeto profundamente los demás credos. Lo que pretendo expresar este día no es de ninguna forma un juicio sobre lo que significa ser Musulmán, sino más bien, es un retrato de lo que ocurre con un país, enmarcado en un contexto que se explica para poder al menos reflexionar y sentir al lado de aquellos que al otro lado del mundo están vibrando por cambiar.

Volvamos a lo nuestro. Este país árabe es uno en donde los derechos de las mujeres han estado protegidos especialmente por el Código de Estatuto Personal del 13 de agosto de 1956, por lo tanto, allí no se aplica el sharia.

Mientras que sobre la pista del Estadio Olímpico de Londres, Bibi dedicaba el triunfo "al pueblo tunecino, para las mujeres tunecinas, para el nuevo Túnez", en su país se desataba una fuerte polémica por su atuendo deportivo que dejaba ver su ombligo, sus brazos y sus piernas; los sectores más conservadores del islam la calificaban de exhibicionista, delincuente y violadora de principios, y otros manifestaban que había corrido desnuda e incluso llegaban a pedir que se le retirara la nacionalidad. Todo esto, por la fuerte y firme creencia de que la mujer es “complementaria” del hombre como lo manifestó, o al menos, como se le ha interpretado al profeta Mahoma.

El Nuevo Túnez al que Habiba Ghribi le dedicó su medalla, es el mismo Túnez que vió nacer la Primavera Árabe; también es el mismo Túnez, primer país árabe en abolir la esclavitud (1846), el primer país árabe en adoptar una constitución, el primer país árabe que tuvo el primer sindicato árabe. Túnez es el primer país árabe en promulgar un Código del Estatuto Personal que garantiza los Derechos Inalienables de la Mujer, es el primer país árabe (y africano) en ganar un partido en una fase final de un mundial de fútbol (1978) y es el primer país árabe en organizar unas elecciones libres: 23 de Octubre de 2011.

Habiba pasa buen tiempo en París concentrada en mejorar su desempeño deportivo, se prepara como atleta, ha sido la mejor deportista de su país, figura en el ranking de las mejores atletas de la IAAF - Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo-, puso a soñar a su pueblo con una medalla olímpica desde su participación en Beijing y ya la consiguió, no en vano se le conoce como la gacela de Túnez. Habiba tiene en su sangre la herencia de un país pionero; hubiera podido correr sus 3.000 m utilizando su hijab, que es el código de vestimenta femenina, y que le lleva a ocultar la mayor parte de su cuerpo incluida su cabeza, y por ende, brazos, ombligo y piernas. Sin embargo, correr con hijab le habría permitido obtener la medalla de plata?, habría conseguido aquel objetivo?. Si observamos mejor, nuestra Bibi está preocupada, está haciendo un llamado para que su pueblo no permita que la igualdad de sexos de su país se extinga con una nueva constitución que está en borrador y que implantaría la sharia; para eso trabaja, para eso se esfuerza en destacarse, ser la mejor y seguir representando los anhelos de un pueblo precursor que lucha por la libertad y la igualdad.

Esto me hace preguntarme, ¿cuántas veces he creído en algo?, ¿cuántas veces he luchado por algo?, ¿con qué convicción me he preparado para ir detrás de un objetivo?, ¿cuántas veces me he excusado en mi misión para no cumplir mi verdadera Misión?

Por ahora, Bibi está siendo apabullada por haber mostrado su ombligo. Esperemos que la historia le conceda a Habiba Ghribi ser reconocida como la primera mujer tunecina en alcanzar una medalla olímpica de plata para su país, que le recordó a su pueblo la importancia de seguir siendo “el primero” y que sacudió a su nación para que defendiera aquello en lo que la mayoría creía.

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