Se ajusta completamente (tanto la frase como la columna) a
lo que me motiva a escribirles:
Continuemos con frases… “entre más canas, más ganas”, y es
que hace días me descubrí más de una hebra de pelo blanco. Mi primera cana…
ah!, ya no recuerdo a qué edad fue, pero seguro que estuvo entre los 20 y los
30, la llevaba con discreción entre el resto de mi cabello oscuro, de vez en
cuando asomaba y yo la consentía como a una niña juguetona que me hacía reír y
me recordaba una que otra pilatuna cometida muy cerca de los veinte, todavía
las recuerdo (las pilatunas) y me vuelvo a reír. Pero esta otra, la segunda,
apareció días antes de finalizar el 2012, lucía sobre mi coronilla y me
desafiaba con su blanco y brillante color, tuvo el descaro de ubicarse justo
ahí, en donde el cabello no sabe si va para la derecha o la izquierda, o si
irse hacia adelante o hacia atrás, y desafió todos los trucos que sabía hacer
con el secador, incluso, se plantó de frente y superó sin ningún aspaviento los
iones de la plancha de cerámica que tengo y que para otro cabello rebelde y con
estática hubieran sido la muerte.
Esta cana mide unos 10 cm, podría decir que es inmaculada,
tiene personalidad propia: decide a donde va y generalmente decide que quiere
mirar al cielo; es independiente, no se deja manipular, como ya lo dije, por
nada ni por nadie; también es decidida: ella hace su voluntad y aparece de
manera imprudente cuando trato de adivinar quién soy y me despista. Lo que más
me asombra es su firme y férrea voluntad de brillar, de lucirse, me da la
impresión de que es exhibicionista, de que no tiene vergüenza y de que tiene
una actitud desafiante, es tal su testarudez que casi le tengo miedo, por eso
le respeto y no he sido capaz de arrancarla.
Con curiosidad y más por susto, empecé a revisar todo mi
cabello y encontré otras canitas delgadas, suaves, discretas, casi invisibles
entre mi pelo…, no me había dado cuenta de todo lo que ocurrió en el año que
termina, no hasta que vi tantas canas.
Traté de tomarlo con calma, no puedo negar que estuve a
punto de tener un ataque de pánico que me obligó a respirar hondo, me agaché,
inhalé profundo y apoyé las manos en mis rodillas; repentinamente miré el 2012
y tuve el recuerdo casi como una visión de un año loco, un año muy corto pero
con días largos: fue un año vibrante, un año de lágrimas, gritos, ansiedades,
desvelos, romances (fugaces pero al fin y al cabo romances), un año de viajes,
paisajes, cines, cenas, libros, búsquedas, equivocaciones y correcciones, un
año “de baile y cerveza, guitarra y canción”, un año que me estremeció tanto
que hasta me sacó canas.
Me incorporé y la vi nuevamente, ahí estaba la segunda cana
otra vez, no es que sea la segunda porque haya aparecido en ese orden, es la segunda
porque en ese orden la descubrí, además sus escasos 10 cm me dan señas de que las
otras le llevan una ventaja de semanas de nacida. Pero es que esta segunda es
especial porque tiene toda la pinta de querer parecerse a mí; corrijo: tiene
toda la intensión de que yo me le parezca a ella. Este año que comienza le voy
a hacer caso porque como lo decíamos “entre más canas más ganas”, y sí que
tengo ganas!. Definitivamente me le mediré al amor (qué susto!), empezaré
nuevos proyectos laborales e iré a la caza de mi casa. Por el ladito bailaré
samba, subiré a Monserrate y mejoraré una que otra cositas que me tienen
enloquecida pidiéndome turno.
Espero que cuando mi cana rebelde alcance los 60 cm del
resto de mi cabello yo pueda compartir con ustedes los logros de lo que les
expuse. Dudo que con unos 40 cm de largo mi cana aún quiera lucir erguida, pero
por ahora su altivez me recuerda que debo ser más notable y porfiada que
siempre, mirando alto y viviendo con ganas.
Espero que este año sea para ustedes un año emocionante,
divertido, romántico y lleno de frutos. Algunos llevan mucho tiempo
preparándose para el 2013 y con todo mi corazón les deseo que este sea su año. Que
se lo gocen!